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ATENDER LAS EMOCIONES EN LA NUEVA NORMALIDAD
Escrito por: Roxana Zermeño
Si bien la psicología desde hace décadas ha estado con nosotros, que es un lugar al que podemos recurrir para pedir ayuda o para recibir herramientas, es que en los últimos meses esta ciencia ha estado muy recurrida. La pandemia, el encierro, la distancia han puesto en entredicho nuestros hábitos y manías, se ha llevado nuestras rutinas y a algunos de nuestro seres queridos, las relaciones se han modificado, tanto por la imposibilidad de la cercanía, como al comportarse como un cernidor de las personas que en verdad se quedaron o de con quienes nos quedamos.
Si ibas a terapia con un especialista de las emociones, cualquiera que fuera su enfoque, probablemente tuviste que cambiar ese aspecto de tu vida. Desde marzo de 2020 algunas personas que consultaban a un terapeuta, psicólogo, psicoanalista, tuvieron que cambiar las sesiones presenciales a virtuales, o por llamadas telefónicas. Tal vez tuvieron que dejar las sesiones por falta de recursos económicos para seguir solventando la ayuda de un profesional.
Pero también se difundieron métodos alternativos, escuchamos podcast, vimos videos en líneas, fuimos buscando el canal de ayuda que mejor se adaptara a nuestras necesidades. También estaban los libros, esos siempre están. Ahora, la tecnología nos permitió más herramientas, más variedad. El compromiso, eso es lo importante, era con uno mismo, una misma se proponía escuchar, seguir, reproducir el video para hacer los ejercicios que se indicaban, repetirlos las veces que fuera necesario. A solas, llorar frente al monitor, con los audífonos puestos, “sentado en una posición cómoda”, como casi todos recomiendan.
Hubo quienes, desde la intimidad de su casa, empezaron a practicar taichi o yoga, buscando ejercitarse y relajarse. Experimentamos técnicas de respiración para hacer una pausa de esa sensación de lentitud y estrés que nos provocan el encierro, lo inesperado, lo desconocido, un virus invisible… Supimos por las noticias y las redes sociales que aunque encerrados, había que cuidar nuestra salud física y mental, a través de ligas se nos recomendaba acudir a tal o cual maestra yogi, psicóloga, terapeuta en línea.
Había profesionales de la psicología, por ejemplo, que tuvieron la necesidad o curiosidad de incursionar en estos nuevos medios. Se grabaron y subieron sus videos, sus audios, crearon cuentas en distintas redes sociales. Sin embargo, también había profesionales con proyectos ya armados desde hace muchos años, programas exitosos, que con algunos ajustes se han llevado al mundo digital para acercarse a otros públicos, o mejor dicho, acercar nuevas formas de llevar la terapia.
Y aunque estas “nueva” modalidades nos llevan los recursos y las herramientas hasta nuestro hogar, el compromiso sigue siendo nuestro, de cada quien. Buscar el lugar adecuado, evitar las interrupciones, disponer de tiempo de calidad para la actividad, poner atención en las instrucciones, anteponer la sinceridad con nosotras mismas, realizar las repeticiones que nos señalen, abrazarnos al final como un reconocimiento a nuestro esfuerzo, todo eso sigue siendo responsabilidad y compromiso solo de nosotros.
Escuchemos nuestras emociones, atendamos nuestra salud mental. Ahora existen otras opciones para buscar ayuda, sobre todo cuando no podamos hacerlo de manera presencial o nuestros recursos económicos lo impidan; cuando busquemos relajarnos o cuando no logremos llorar o expresar eso que nos ahoga. La psicología puede entrar a nuestro hogar a través de los medios de comunicación o de las redes sociales. Aprovechémoslas.